lunes, 11 de junio de 2018

Notas incompletas de los temas de Cristina Fernández Cubas





El narrador testigo o parcial: “Lúnula y Violeta”, “La ventana al jardín”, “La noche de Jezabel” y la información sesgada (“El provocador de imágenes”).

Todos los cuentos de Cristina Fernández Cubas están narrados en primera persona (narrador interno); este narrador puede ser el protagonista de los hechos (“Lúnula y Violeta”, “Mi hermana Elba” o “Los altillos de Brumal”, por ejemplo, en que además es siempre femenino), o ser un testigo de los hechos (“La ventana del jardín”, donde el protagonista explica en primera persona desde el punto de vista de un visitante que observa, investiga y va implicándose en los hechos que suceden en la granja: el posible trastorno o las capacidades paranormales de lo Tomás, o “En el provocador de imágenes”, en que el narrador va explicando cómo José Eduardo Expedito encuentra la horma de su zapato en Ulla), en cuyo caso es masculino. Los cuentos además contienen fragmentos de diarios y en ellos siempre está presente la Literatura (en forma de referencias a la Literatura escrita o muy a menudo las narraciones orales).

“Lúnula y Violeta”: recordemos que el editor (la persona que halla el cadáver) encuentra desparramados en el suelo en horizontal las secuencias del relato (lo que explica los saltos temporales del relato). El editor las presenta en el mismo orden que las ha encontrado.  Las secuencias incluyen a su vez fragmentos del diálogo y algunas frases en estilo directo. Se trata de un relato que pretende ordenar y dar sentido a lo sucedido. La narradora se siente sola, necesita el contacto con el mundo y, sin embargo, huye de él porque lo encuentra hostil. Abandona la pensión para recluirse en una granja. Su nueva vivienda es más agradable, pero ahora está incluso más aislada del mundo. Aparentemente, la autora no nos prepara para un hecho insólito, pero nos sitúa, desde el comienzo en un ambiente hostil e inquietante, preocupante, tal vez, justo por ser tan realista, tan común en nuestra sociedad.


“La ventana al jardín”: es un narrador testigo que nos explica los hechos, sensaciones y desconciertos a medida que los va experimentando. Durante la narración el lector se cuestionará la credibilidad del propio narrador en medio de un clima de inquietud y de duda (el lector duda de la veracidad de los hechos narrados porque duda de quien se los está contando: por ejemplo, al principio el narrador explica que es un amigo, pero luego explica que casi no tenía contacto con los Albert y que su relación nunca había sido próxima). Presenta conexiones con los relatos de terror clásicos (la autora suele citar las conexiones con“Drácula). Un hombre llega granja aislada a y no puede explicar de manera lógica lo que va sucediendo (por qué lo reciben de manera fría, por qué no come el hijo del matrimonio de sus supuestos amigos con ellos, etc.)

“La noche de Jezabel”:  la narradora explica de manera no lineal (con saltos temporales y digresiones) una reunión nocturna en una noche de tormenta donde los personajes reunidos narran historias de fantasmas (este había sido el origen de Frankenstein). Es una narradora interna evidentemente imparcial (desde el momento presenta de manera negativa a Jezabel). En el relato, sin embargo, también narran historias tres invitados a la cena: Arganza, el médico contador de una única historia, Jezabel, que según la narradora se apropia de “El retrato oval” y Mortimer, que explica cómo su madre le enseñó a distinguir a los fantasmas. Este personaje además es un homenaje a “El perro de Baskerville”. Un cuarto, el que luego sabemos que es batería de un grupo de música llamado Los Irreductibles, reflexiona sobre las peculiaridades de los seres paranormales en la sociedad actual. La anfitriona también narra y escucha. El cuento es un homenaje a “Jezabel” un cuento de Poe.

“El provocador de imágenes”: el narrador, H.J:K, vuelve a ser interno en primera persona y no resulta fiable: nos proporciona información sesgada sobre José Eduardo E. Crea expectativas falsas, como al presentarlo. Inicialmente nos lo presenta como José Eduardo E. Luego sabemos que es Expedito (cuando creíamos que sería Expósito, porque es un apellido común que empieza por E). Es un narrador que se presenta ya como desmemoriado: no recuerda, por ejemplo, la primera vez que lo vio. La narración ahonda sobre las relaciones de poder-sumisión, ya que plantea el tema del “burlador burlado” (el maltratador, el masoquista que humilla a los demás que finalmente es humillado y maltrado por otro, aparentemente despreciable). El relato de H.J.K. pone en evidencia nuestros fallos en la descodificación de los signos que plantea la realidad: puede que las apariencias engañen y oculten verdades insospechadas.

Desdoblamientos de personalidad (“Lúnula y Violeta”, “En el hemisferio sur”), la extrañeza y la otredad de a memoria (“Los altillos de Brumal”)

Los cuentos de Cristina Fenández Cubas ahondan en la fragilidad de la percepción de la realidad a través de los personajes con trastornos de personalidad (personalidad múltiples) y esquizofrenia. Se trata siempre de desdoblamientos de personalidad (dos personalidades) que quedan además simbolizados por el espejo (motivo que aparece en la imagen que aparece en la portada del libro). Este interés por los desdoblamientos de personalidad no solo conecta con los avances de la psiquiatría desde finales del siglo XIX y con clásicos literarios como “El doctor Jekyll y Mr. Hyde”  sino también con clásicos del cine como “Psicosis” en que se reflejaban estos trastornos.

El personaje crea un nuevo yo (el desdoblamiento de su personalidad), que está caracterizado por elementos opuestos al personaje real. Esa personalidad inventada se convierte en la manifestación de algún tiempo de malestar latente.


“Lúnula y Violeta”

En este cuento el desdoblamiento de personalidad se plantea en término de contrarios. Es decir Lúnula y Violeta serán personalidades contrarias, pero complementarias de la real Victoria Luz. Su relación estará marcada por el vampirismo (deseo de dominio de la otra), que se desatará a partir del intercambio de dormitorios. Violeta representa la timidez, el orgullo, la belleza, la aparente mediocridad y la capacidad de creación literaria. Lúnula representa a la mujer obesa, desacomplejada, dotada de talento para la narración oral, consigue crear y recrear mundos y momentos mágicos a través de la palabra. Devora vampíricamente el manuscrito de Violeta.

“En el hemisferio sur”

Clara Galván y Sonia Kraskowa son la proyección desdoblada de la misma escritora: Clara Sonia Galván Kraskowa. El cuento es  el atormentado y trágico descubrimiento de Clara Galván, escritora de éxito, de su verdadera identidad, compuesta de ambas: Clara Sonia Galván Kraskowa. El desdoblamiento de personalidad también sirve para abordar el tema de la inspiración y la creación literaria (la voz que le dicta a la narradora el libro), en un claro homenaje a Borges (“Pierre Menard, autor de El Quijote”).

“Los altillos de Brumal”: el desdoblamiento de personalidad y la esquizofrenia de la protagonista (agravada por su alcoholismo), que se manifiesta a través de las voces que oye, plantean el conflicto entre el yo auténtico (Anairda) y el domeñado por la educación (Adriana) y la civilización y entre el campo y la ciudad. La protagonista, huérfana de padre y obligada a emigrar a la ciudad desde pequeña es una licenciada, llevada por el deseo de su madre, que la escoge entre sus tres hermanos, en historia dedicada a la recolección de recetas que sean sucedáneos (imitaciones de productos); sin embargo, en su interior, ha crecido con el sentimiento de haber tenido que abandonar su lugar de origen. El viaje a Brumal la reconciliará con sus orígen y se determinará a ser Anairda. Es una narradora poco fiable porque su visión de la realidad está distorsionada por el consumo de alcohol.

Interés por los pueblos recónditos, internados, casas aisladas o vacías.

El interés por los pueblos recónditos aparece en narraciones como “Lúnula y Violeta” (la casa aislada, con su jacarandá) o “La ventana del jardín” (la aislada granja en que vive el matrimonio Albert con su especial hijo). En ambos casos se trata de casas aisladas, en medio de la naturaleza y sin posibilidad de comunicación con el mundo exterior (por eso hallan el cadáver de Victoria Luz días después de su defunción y por eso el narrador no puede marcharse de casa de los Albert). Se trata de lugares alejados que simbolizan la incomunicación y soledad humana y que contrastan con el vértigo y densidad de población de las ciudades modernas. Ambos tienen jardín.
“Los altillos de Brumal”,  la protagonista emprenderá un viaje hacia el recóndito y diminuto  pueblo deshabitado de origen de su familia, identificado con lo fantástico y con la brujería. El nombre nos remite a la palabra “bruma” (sinónimo de “niebla).
En “Mi hermana Elba” aparecerá el internado como un lugar hostil e iniciático hacia la adolescencia. El internado implica el abandono del hogar de la infancia, de la protección y la sujeción a unas normas arbitrarias. También la soledad de los personajes que no son capaces de adaptarse a las convenciones sociales.

Los personajes, casi todos metanarradores o capaces de fabular: metaliteratura.

Una de las características  recurrentes de la literatura de Cristina Fernández Cubas es la habilidad para narrar de manera oral de muchos de sus personajes.

En “Lúnula y Violeta”, Lúnula es una buena narradora de relatos orales. En cambio Violeta es una escritora de relatos escritos. En su vampírica relación, Lúnula corrige y casi reescribe el relato de Violeta. Además conocemos lo sucedido a través del relato de la narradora que incluye fragmentos de su cuaderno de notas.

En “La noche de Jezabel” Arganza inicia el relato (con un salto temporal) explicando una historia profesional  (certifica la muerte de un joven que se ha apuñalado a sí mismo, pero que un rato después se encuentra a la puerta del caserón del Alcalde con la chaqueta cambiada y perfumado). Arganza no es un buen narrador. Es su única historia, ha aprendido a mejorarla, eliminando lo accesorio y enfatizando los elementos más dramáticos. Como narrador de historias orales saber marcar los tiempos, crear tensión. Jezabel se apropia de “El retrato oval” y lo explica como si su abuela, de extraordinaria belleza, hubiese muerto al posar para su abuelo, pintor. Mortimer, cuyo personaje recuerda a uno de los de “El sabueso de Baskerville”  explica también una anécdota personal vinculada con los fantasmas. Los nombres de los personajes de este cuento son un homenaje a personajes literarios: Mortimer y Jezabel.

En “El reloj de Bagdad” Olvido, una de las sirvientas de la casa, tiene la habilidad de transportar a los niños al mundo de lo fantasmagórico a través de sus relatos. El personaje se inspira en la infancia de la escritora: su niñera una fantástica narradora de cuentos de terror y de fantasmas.

“El hemisferio sur” plantea el desdoblamiento de identidad de una escritora de éxito perturbada. La inspiración se plantea mediante la voz que le dicta de manera obsesiva las obras. También mediante el  narrador, el editor de la obra de Clara Galván, antiguo compañero de facultad y un escritor frustrado y relegado precisamente por Clara Galván

La perspectiva infantil (“Mi hermana Elba”), la de la vejez (“El reloj de Bagdad”) o de la locura (“Los altillos de Brumal).



Entre la fantasía y el terror  su parodia (“La noche de Jezabel”).



La naturalidad de lo extraordinario y lo fatal (“El reloj de Bagdad”): las inquietantes grietas de la realidad supuestamente convencional o nimia (“Los altillos de Brumal”).

Cristina Fernández Cubas sitúa sus relatos en la realidad cotidiana y noy nada que prepare al lector o lectora para el hecho fantástico que perturba la normalidadad. Sus cuentos no provocan miedo, pero sí inquietan y nos angustian. Al final de los relatos no hay una úncia explicación de los hechos razonable y satisfactoria.  No aparecen objetos sobrenaturales sino objetos y personajes reales que cobran un sentido difrente por encontrarse en un entorno que no les pertenece o simplemente porque los acontecimientos parecen carecer de una causalidad y finalidad.

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